
















Las velas eléctricas son cilindros de colores que emiten luz a través de las ranuras situadas en la parte superior. El interior contiene cera verdadera, que, aunque no sirve como combustible, le da al objeto un aspecto muy realista.
Un portavelas con sensor de gestos simula los gestos de los fieles que tradicionalmente toman una vela, la encienden y la colocan en el compartimento correspondiente.
Solamente en los portavelas electrónicos es obligatorio insertar una moneda o un billete para encender la vela votiva. En los portavelas manuales, la ofrenda queda a la libertad de conciencia del fiel.
Un portavelas electrónico utiliza un procesador capaz de detectar cuando se ha insertado una moneda, para encender una vela de forma completamente automática.
La palabra “gestual” indica los movimientos manuales que deben realizarse.
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